Para la masa:
2 vasos de harina de repostería
1 vaso de leche desnatada
3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
20 gr. de levadura fresca de panadero
2 cucharaditas de azúcar
½ cucharadita de sal
Para la cobertura:
60 gr. de queso gorgonzola
(puede sustituirse por
cualquier otro queso azul)
60 gr. de queso parmigiano reggiano
60 gr. de queso mozzarella
60 gr. de queso emmenthal
100 ml de salsa de tomate casera
Una pizca de albahaca
Una pizca de orégano
Elaboración:
En primer lugar preparamos la masa de la pizza: Calentamos la leche en el microondas para que esté tibia y disolvemos en ella la levadura.
Calentamos el horno a 100º C y unas vez que alcance temperatura lo apagamos y mantenemos con la puerta cerrada para que se enfríe lentamente, así tendremos un lugar perfecto para colocar después la masa y ayudar así a que fermente y suba.
Tamizamos la harina y la esparcimos sobre la encimera bien limpia, dándole forma de pozo. Echamos en el centro la levadura desleída en la leche, el azúcar, la sal y el aceite. Mezclamos bien los ingredientes con la punta de los dedos y trabajamos la masa sobre la mesa enharinada durante diez minutos, hasta que nos quede homogénea y elástica (que al estirarla no se rompa), añadiendo un poco más de harina si fuera necesario. Formamos una bola, la colocamos en un bol previamente enharinado para que no se pegue, cubrimos con un paño limpio y dejamos en el horno apagado (o, en su defecto en un lugar templado y sin corrientes) hasta que la masa doble su volumen, lo que vendrá a tardar unas dos horas.
Cuando haya levado la masa, la sacamos, la aplastamos con las manos y la estiramos después con el rodillo dándole forma redonda, pero dejando los bordes ligeramente levantados para que no se escape el relleno; y con el grosor y diámetro que más nos guste (en nuestro caso medio centímetro, más o menos de grosor y 22 cm. de diámetro).
Una vez tengamos lista la masa, precalentamos el horno a 200 grados y decoramos la pizza, cubriendo con una capa de salsa de tomate (sin abusar, para que no se empape la masa porque se nos resbalarían después los demás ingredientes) extendiéndola desde el centro hacia los bordes, dejando como 1 cm. sin cubrir alrededor de la circunferencia.
Disponemos sobre la salsa los distintos quesos cortados a taquitos o en bastones, aderezamos con albahaca y orégano al gusto, ponemos sobre la rejilla del horno previamente calentado, y horneamos hasta que el queso se derrita y comiencen a dorarse los bordes (lo que tardará unos 15/20 minutos aproximadamente).
Servimos inmediatamente.
NOTA.- Podemos sustituir los quesos por otros que tengamos más a mano o nos gusten más, pero es interesante que haya cuatro variantes, uno azul, otro más fresco y otros más cremosos y que fundan bien.
Calentamos el horno a 100º C y unas vez que alcance temperatura lo apagamos y mantenemos con la puerta cerrada para que se enfríe lentamente, así tendremos un lugar perfecto para colocar después la masa y ayudar así a que fermente y suba.
Tamizamos la harina y la esparcimos sobre la encimera bien limpia, dándole forma de pozo. Echamos en el centro la levadura desleída en la leche, el azúcar, la sal y el aceite. Mezclamos bien los ingredientes con la punta de los dedos y trabajamos la masa sobre la mesa enharinada durante diez minutos, hasta que nos quede homogénea y elástica (que al estirarla no se rompa), añadiendo un poco más de harina si fuera necesario. Formamos una bola, la colocamos en un bol previamente enharinado para que no se pegue, cubrimos con un paño limpio y dejamos en el horno apagado (o, en su defecto en un lugar templado y sin corrientes) hasta que la masa doble su volumen, lo que vendrá a tardar unas dos horas.
Cuando haya levado la masa, la sacamos, la aplastamos con las manos y la estiramos después con el rodillo dándole forma redonda, pero dejando los bordes ligeramente levantados para que no se escape el relleno; y con el grosor y diámetro que más nos guste (en nuestro caso medio centímetro, más o menos de grosor y 22 cm. de diámetro).
Una vez tengamos lista la masa, precalentamos el horno a 200 grados y decoramos la pizza, cubriendo con una capa de salsa de tomate (sin abusar, para que no se empape la masa porque se nos resbalarían después los demás ingredientes) extendiéndola desde el centro hacia los bordes, dejando como 1 cm. sin cubrir alrededor de la circunferencia.
Disponemos sobre la salsa los distintos quesos cortados a taquitos o en bastones, aderezamos con albahaca y orégano al gusto, ponemos sobre la rejilla del horno previamente calentado, y horneamos hasta que el queso se derrita y comiencen a dorarse los bordes (lo que tardará unos 15/20 minutos aproximadamente).
Servimos inmediatamente.
NOTA.- Podemos sustituir los quesos por otros que tengamos más a mano o nos gusten más, pero es interesante que haya cuatro variantes, uno azul, otro más fresco y otros más cremosos y que fundan bien.
Yo creo que he hecho pizzas de multitud de convinacioes, y esta con ser una de las mas famosas nunca la memos hecho en casa.
ResponderEliminarBss
Me la anoto para este sabado...que buena pinta!!!
ResponderEliminarBesos
¡qué rica! buena combinación de quesos! Un saludo
ResponderEliminarhttp://biendespachao.blogspot.com.es/