Ingredientes para 4 personas:
500 gr. de boquerones
frescos y grandes
½ litro de vinagre de
vino blanco de buena calidad
2 dientes de ajo
1 ramillete de perejil
fresco
Aceite de oliva
virgen extra
Sal marina gorda
Preparación:
Para empezar
tenemos que limpiar los boquerones, tarea que hay que hacer con las manos,
retirándoles en primer lugar la cabeza tirando suavemente desde la nuca hacia
adelante -así saldrá con parte de los intestinos- y después la espina central
restregando con el dedo gordo el lateral por la parte de la tripa, con lo que podremos
abrir el boquerón sin dificultad y separar los dos lomos. Cuando lo tengamos
abierto, retiramos la espina, que cortaremos con la uña por la parte de la
cola, para que queden así unidos ambos filetes.
Si queremos
congelarlos por aquello del anisakis, eliminamos los restos de sangre con papel
de cocina (sin mojarlos) los ponemos en un bandeja, los tapamos con papel film
y al congelador con ellos a -18 grados al menos 48 horas. Pasado este tiempo,
los descongelamos dejándolos en la parte más baja de la nevera la víspera,
después seguimos la receta como si los preparásemos sin congelar.
Los lavamos
muy bien en agua fría, para desangrarlos, cambiándoles el agua varias veces
hasta que estén bien limpios.
Para endurecer
la carne y que tenga más consistencia, los colocamos en un recipiente y los
cubrimos con una salmuera, que haremos con 1/2 litro de agua y 2 cucharadas
soperas de sal (para comprobar que está en su punto sumergimos en ella una
patata pequeña bien limpia, si flota ya está lista, si no, añadimos más sal).
Dejamos los boquerones en esta salmuera durante 2 ó 3 horas.
Pasado este
tiempo, los sacamos y aclaramos bajo el chorro de agua fría, los introducimos
en un recipiente de cristal y los cubrimos con el vinagre ligeramente aclarado
con agua (4 partes de vinagre por 1 de agua) no hace falta sal pues la han
tomado ya en la salmuera.
Revolvemos bien
los boquerones en el vinagre con las manos (nunca con utensilios de metal) para
que el ácido llegue a todas partes y se blanqueen de forma uniforme (aquí está
el truco para que queden bien blancos, me lo enseñó Carlos) cambiándoles el vinagre después de removerlos.
Después los dejamos macerar en la nevera tapados con papel film de de 12 a 24
horas.
Pasado el
tiempo de maceración, ya estarán cocidos y blancos, de manera que los escurrimos,
y los colocamos ordenadamente en una fuente un poco honda, los aliñamos con el
ajo y el perejil recién picados, los
cubrimos con aceite de oliva virgen extra y dejamos reposar en la nevera
tapados nuevamente al menos un par de horas antes de servir para que tomen el
sabor del ajo y el perejil.
Servimos bien
fresquitos como aperitivo.
Hola, te he encontrado por los Blogs de Cocina de Andalucía!! me encantan los boquerones en vinagre jejeje yo los publique también hace poco, pues es uno de mis aperitivos favoritos y de los más tradicionales. Voy a darme un paseo por aquí!! un beso!!
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