Ingredientes para 4
personas:
200 grs.de jamón serrano (mejor si es ibérico)
200 grs.de jamón serrano (mejor si es ibérico)
100 gr. de mantequilla
1 cebolla
2 cucharadas colmadas de harina de repostería
2 vasos de leche
1 cebolla
2 cucharadas colmadas de harina de repostería
2 vasos de leche
2 cucharadas de nata
Nuez moscada
Nuez moscada
Pimienta negra molida
Aceite de oliva suave
Aceite de oliva suave
Sal
Para rebozar:
Harina
Huevo
Pan rallado
Elaboración:
Pelamos
y picamos la cebolla muy fina y la ponemos a rehogar en una sartén
antiadherente amplia con la mantequilla fundida y una cucharada de aceite de
oliva suave. Cuando empiece a ponerse transparente, incorporamos la mitad del
jamón cortado a taquitos pequeños (mejor el que tenga más grasa), rehogamos para
que suelte su jugo y antes de que comience a dorarse añadimos las dos
cucharadas de harina, un poco de nuez moscada, sal y pimienta negra al gusto.
Mezclamos
bien con una cuchara de palo e incorporamos poco a poco la leche templada
primero y la nata después, sin parar de remover -para evitar que nos salgan
grumos-.
Incorporamos
el resto del jamón y cocinamos a fuego moderado unos 15 ó 20 minutos, hasta que
la masa espese y comience a despegarse de la sartén (si nos quedase demasiado
espesa, añadimos más leche o nata). Sabremos que ya está hecha cuando al mover
la sartén la masa se resbale sin quedarse pegada.
Extendemos
la masa en una bandeja plana y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente.
Cuando haya perdido el calor, la tapamos con papel film y la metemos en la
nevera, donde deberá enfriarse por espacio de 2 horas como mínimo.
Pasado
este tiempo sacamos la masa de la nevera y formamos las croquetas cogiendo una
cucharada de masa y dándole forma cilíndrica y ligeramente redondeada con las
manos.
Cuando
las tengamos todas listas, las pasamos por harina, huevo batido y pan
rallado–siempre por este orden- y las freímos en abundante aceite de oliva muy
caliente en pequeñas tandas porque si no se enfriaría el aceite y se nos
desharían.
Hay
quien utiliza un doble rebozado para conseguir una capa exterior más compacta y
crujiente: volviendo a pasar las croquetas ya rebozadas por pan rallado, huevo
y pan rallado de nuevo (yo sólo lo hago cuando la masa me queda muy ligera)
Una vez
fritas y doradas por todos los lados, las colocamos en una bandeja con papel
absorbente para que absorba el exceso de grasa.
Servimos antes de que se enfríen acompañadas con una ensalada
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