Ingredientes para 4 personas:
1 costillar de cerdo de unos 800 gr.
1 taza de kétchup de buena calidad
2 cucharaditas de azúcar moreno
1 cucharada de miel
1 cucharadita de mostaza antigua
½ taza de vinagre de manzana
½ taza de aceite de oliva
1 cucharadita de ajo en polvo 1 cucharadita de cebolla en polvo
Pimienta negra molida
Sal
Preparación:
Lavamos la carne, la secamos con papel de cocina, la cortamos en trozos de ración y reservamos.
Preparamos el aderezo de la carne poniendo en un cazo todos los ingredientes, mezclamos bien y calentamos a fuego suave unos minutos para que se fundan todos los sabores.
Retiramos del fuego e introducimos en la salsa, uno a uno, los trozos de costillas, embadurnándolos bien, los sacamos y los colocamos en una fuente o bol, que taparemos con papel film al menos un par de horas antes de cocinar.
Ponemos el horno a precalentar, forramos la bandeja con una tira larga de papel de aluminio que nos sirva para envolver las costillas bien embadurnadas con su salsa (la que nos quede en el bol la reservamos), cerramos el paquete por los lados para que se cocinen con su propio vapor, colocamos la bandeja en la parte media/del horno y asamos a 150º durante unas dos horas o dos horas y media, dependiendo de la potencia del horno. Al estar envueltas en papel de aluminio y con esta temperatura y tiempo nos quedarán tan tiernas y jugosas que la carne se despegará del hueso sin esfuerzo alguno.
Pasado este tiempo, las sacamos de su envoltorio, retiramos los jugos y la grasa que haya soltado la carne y la ponemos a una cazuelita junto con el resto de salsa que teníamos reservada. Calentamos a fuego suave y cuando reduzca, bañamos con esta salsa las costillas. Ponemos el horno en posición gratinado y las introducimos de nuevo ya sin papel de aluminio y a máxima potencia durante 5 ó10 minutos para que se dore por encima.
Se sirven calientes con patatas fritas (y se pueden comer con los dedos!)
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